EL VETO VENCIÓ AL ODIO
http://web.esloquehay.com.ar/wp-content/uploads/2024/10/veto-uni-.webp 790 592 Juan Emilio Mirabustos Juan Emilio Mirabustos http://0.gravatar.com/avatar/f5e6f8cc128edabc444647ec5e42dc20?s=96&d=mm&r=g¿Fue una de las derrotas no electorales más grande que tuvo el peronismo? Fue una de las derrotas no electorales más grande que tuvo el peronismo.
Por José Jorge Del Tejado
Están groggys. Sudan impotencia. Están sin el poder que tuvieron por dos décadas. El Kirchner-peronismo está viviendo uno de sus peores momentos. Por mayoría, el veto presidencial que impidió más despilfarro en el presupuesto de las universidades públicas sigue firme. Y en la calle, esa que perdieron gracias al protocolo anti-piquetes, se sintió con fuerza violenta. Y decimos la calle, porque las amenazas de muerte a los diputados que votaron a favor del veto se multiplicaron como conejos en menos de dos días por todas las redes sociales. Las tomas a las facultades crecieron desde mucho antes de la votación, sabiendo o intuyendo el inminente final. Todas ellas, comandadas por docentes resentidos del cambio de época y “pibis” a los que no les interesa seguir cursando y siguen ahí sabiendo que es una pantalla para su proyección de futuro político. Todos quieren ser la impresentable Ofelia Fernández, ex funcionaria del último gobierno K y hoy desaparecida hasta de los medios. Todos quieren vivir del Estado. Toda una generación devastada mentalmente por ese fentanilo que era el “Estado presente”.
No pasará mucho tiempo para tomar dimensión de lo que fue la aprobación en Diputados del veto al despilfarro universitario. Mucho menos la aplastante derrota que cargará durante mucho tiempo en sus hombros todo el “club del helicóptero”; peronistas, kirchneristas, radicales con síndrome de Estocolmo y la izquierda, ese eterno “pata de lana” del movimiento que inventó ese milico de apellido Perón. Si algo marcó el comienzo del fin del gobierno democrático de Cambiemos, fueron las 14 toneladas de piedras que tiraron en 2018 las hordas populistas en contra de una ley que beneficiaba a los jubilados.
El comienzo del fin del Kirchner-peronismo, quizás ahora sí, sea la persecución al periodista Fran Fijap para lincharlo. Lo salvó un pibe que trabajaba de delivery y las empleadas de un local de empanadas, que casi queda destruido de no ser porque cerraron a tiempo las persianas. Fijap se salvó de milagro. Con 22 años dejó una vez más en evidencia que ellos no toleraron ni tolerarán la paliza electoral que se comieron el año pasado, mucho menos que, con casi todo el Congreso en contra del Gobierno, pierdan ahí tanto como ya perdieron en la calle. De nada sirvió la pantomima en algunas universidades de declarar “persona no grata” a quien ose estar a favor del veto, un verdadero “apartheid” en un lugar público, donde deberían convivir muchas ideas y pensamientos. Lo de la inmensa cantidad de universidades abiertas por el kirchnerismo no es una idea loca. Su objetivo principal fue ser los aguantaderos de ellos cuando no son gobierno. La gran mayoría de los que intentan estudiar en esos “templos del saber” ya están hartos de la militancia impuesta, de que interrumpan las clases exigiendo que firmes un petitorio por Aerolíneas, cuando en su vida se subieron a un avión. La gente ya está harta de ellos, por eso pierden elecciones, por eso perdieron el poder. Por eso a ellos sólo les quedan las redes sociales, C5N, Blender, Gelatina, Radio Con Vos y El Destape para desahogarse, para hacer catarsis, para hablarle a su propia pared. Por eso sólo les queda vociferar cantos racistas y antisemitas, “con los huesos del Peluca, vamo’ a hacer una escalera”, “como a los nazis les va a pasar” … pero sabemos que, entre toda esa violencia, de putear a la tele cada vez que sale la foto del fiscal Nisman (de buena fuente sabemos que muchas familias fanáticas K hacen eso), de caranchear a una de pañuelo celeste entre cinco de pañuelos verdes (qué época nefasta), de “autorizar” a la policía a detener, torturar y a veces matar a quienes salían a la calle durante la cuarentena más larga del mundo, de intentar matar en una marcha a un periodista que piense distinto… sabemos que, al llegar a sus casas, se encierran en el baño a llorar. Así, como cuando su cuadro de fútbol pierde por goleada. Fútbol y política, un solo corazón. No les importó votar a quien casi nos deja en una híper, “lo dijo la jefa” y no se discute. Ahora lloran, rompen cosas como el Tano Pasman.
Perdieron, pero todavía faltan más cosas. Con gestión, frenaron una hiperinflación inminente y hoy, la mensual es cuatro veces menor que la que estaba dejando Sergio Massa, el “candidato de los trabajadores”, como decía la mafia sindical. El 52% de pobres es todo del kirchnerismo y de la gestión de los Fernández; de la condenada y del golpeador de mujeres. Todavía faltan más cosas. Falta que lleguen inversiones al país, falta una nueva etapa de un plan económico que está dejando en cero el déficit fiscal. Y aunque muchos medios están caminando por las paredes padeciendo el síndrome de abstinencia de pauta que, en teoría, finaliza el 10 de diciembre, el humor de la gente se blindó. La popularidad de Milei bajó unos puntos, pero la mayoría dice que es mejor una cirugía mayor que seguir tomando aspirinetas. Esto recién comenzó. La gente, el ciudadano de a pie, empieza a aprender a salir de las crisis por uno mismo en lugar de dejarse psicopatear por los espejitos peronistas de colores de siempre.
Para terminar, un par de preguntas. Lo que le pasó al colega Fran Fijap, curiosamente, no despertó el clásico “ah, pero” del kirchnerperonismo. ¿No se acordaron de la agresión a un movilero de C5N durante el histórico #8N allá por el 2012? ¿No se acordaron de cuando corrieron a Ezequiel Guazzora y se tuvo que refugiar en un sex shop? El silencio militante en los grupos de whatsapp y en las redes sobre ese tema, por parte de la militancia K, es sepulcral. Es lógico. Lo de C5N lo armaron entre el movilero y su amigo. Y Guazzora está lavando tápers en la cárcel por abusar de una menor de edad. Todo del kirchnerismo, como su reciente derrota en el Congreso.